MEDIDAS DE PREVENCIÓN:
En primer lugar hay que corregir la postura, sobre todo de los hombros. Al caminar, debe evitarse la tensión en los músculos de los brazos, las piernas, el cuello y la espalda.
Es recomendable cambiar la forma de levantar objetos pesados, de tal manera que la fuerza no se ejerza con la espalda sino con las piernas, doblando y estrechando las rodillas con la espalda recta. Los zapatos juegan un papel muy importante; tienen que ser cómodos y con una suela flexible y no muy delgada.
La posición al dormir debe ser lo más recta posible. Si se usa almohada, ésta debe ser delgada y colocada debajo de cuello y cabeza, no levantando los hombros. El colchón debe facilitar una posición saludable y una distribución equilibrada del peso corporal.
Mucho ayudan los ejercicios aeróbicos, de estiramiento, abdominales y la natación. Cualquier ejercicio hay que realizarlo con prudencia, dándole al cuerpo un tiempo de calentamiento, no entrar de una sola vez a ejercicios violentos, y alternar los ejercicios con fases de relajación. No es necesario ni recomendable realizar los ejercicios a gran velocidad. Para el bienestar de la espalda, un ejercicio es más efectivo por más despacio se desarrolle.
EJERCICIOS SENCILLOS PARA PREVENIR Y TRATAR EL DOLOR DE ESPALDA:
Muchas veces el dolor se origina por tensión en el músculo recto-femoral (de la cadera hacia las piernas). Cuando los músculos de las piernas están tensos, el cuerpo trata de compensarlo por medio de una inclinación pélvica hacia adelante. Esta situación puede provocar una curvatura lumbar excesiva, fenómeno que popularmente se conoce con el nombre “espalda hundida”. Los siguientes ejercicios sencillos pero muy efectivos son de estiramiento y relajación de los músculos afectados.